María Celia Seveso
ALAS
Levantó los ojos al cielo
y buscó algo
que lo colmara de sentido.
Vio las nubes,
henchidas de presagios;
una última estrella
haciéndole guiños burlones,
presumiendo de su capacidad
de brillar.
Y vio los pájaros
planeando despreocupadamente,
bebiéndose el viento,
dejando que sus plumas
pintaran la nada de celeste.
Entonces supo
cómo extender sus propias alas…
y con la urgencia de una saeta
lanzó hacia el infinito
una pregunta.
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